GUÍA PARA REALIZAR LOS PROTOCOLOS DE SUPERVISIÓN Y CRITERIOS DE PUNTO FINAL
Un buen protocolo de supervisión, está formado por un conjunto de parámetros que vamos a medir en el curso de nuestros experimentos y que nos van a servir para detectar de la manera más temprana posible, problemas en el bienestar de un animal sometido a un procedimiento experimental.
Es importante que el protocolo de supervisión cumpla dos criterios:
Los animales deben supervisarse desde el inicio del procedimiento, hasta que este finalice. La frecuencia vendrá determinada por:
Hay tres tipos de parámetros que vamos a utilizar, tanto para mamíferos como para peces:
MEDIDAS CORRECTORAS
Son las acciones que vamos a realizar para aliviar el sufrimiento de los animales en el caso de que nos encontremos con algún problema.
Debemos aplicarlas cuando encontremos animales con uno o dos síntomas de gravedad baja. Algunas de ellas pueden: ser administrar analgesia si no lo hacíamos, aumentar la dosis/frecuencia de analgésico o incluso modificar el protocolo analgésico (siempre con la consulta previa al veterinario de la instalación), administrar antinflamatorios o antibióticos, proporcionar alimentación húmeda, aumentar la frecuencia de revisión de los animales, etc.
En el caso de que tengamos un signo de gravedad media o tengamos tres signos de gravedad baja, deberemos avisar al personal del animalario y en el caso de encontrar un signo de gravedad alta deberemos eutanasiar al animal inmediatamente.
CRITERIOS DE PUNTO FINAL
Una definición de criterio de punto final podría ser la siguiente: indicador más temprano en un experimento con animales de un nivel de dolor o distrés tal que, independientemente de los objetivos científicos del estudio, debe considerarse para evitar o limitar dicho dolor o distrés tomando acciones como aliviar al animal de dicho malestar, retirarlo del estudio o, en último caso, sacrificarlo humanitariamente.
El objetivo de los criterios de punto final es, por tanto, limitar el sufrimiento de los animales a lo estrictamente necesario. Es moralmente obligatorio buscar indicadores de deterioro del animal para evitar dicho sufrimiento innecesario y, por supuesto, la muerte.
Algunos ejemplos que podríamos aplicar podrían ser: dolor que no se controla con analgesia, pérdida excesiva de peso, sangrado excesivo, inmovilidad del animal, dificultad respiratoria… Estos ejemplos son generales, pero también debemos incluir criterios específicos de nuestro procedimiento: dimensiones del tumor, imposibilidad de expulsar los fetos, úlcera ocular grave, etc.
La muerte no debe ser el final del procedimiento experimental, debemos hacer todo lo posible por establecer indicadores que nos permitan actuar antes de sobrevenga la muerte a causa de dicho procedimiento. Si esto ocurre es que no hemos sido capaces de detectarlo a tiempo y debemos revisar qué es lo que ha fallado (parámetros o frecuencia inadecuados).
Es importante diseñar buenos protocolos de supervisión y aplicar bien las medidas correctoras y criterios de punto final sobre todo por el bienestar animal, pero también porque si un animal tiene dolor o estrés se va ver reflejado en nuestros resultados experimentales. Un animal en buenas condiciones es sinónimo de resultados válidos y reproducibles.